Ahi Fuimos!

6:30 de la tarde del viernes 25, y estaba esperando en la puerta del teatro Caupolicán para ver al que debe ser el músico latino que más admiro: Gustavo Cerati. Desde ese disco clave en la historia del rock sudamericano como es Dynamo, hasta su último album Ahi Vamos, cada creación suya ha pasado a formar parte de mi discografía indispensable. Sueño Stereo, Amor Amarillo, Colores Santos (con el gran Daniel Melero), Bocanada y Siempre Es Hoy completan la lista. Se le pueden criticar muchas cosas: que es pretencioso (en especial por los episodios sinfónicos), que es un copión (las influencias de Melero y la música británica son super claras). Pero hay que reconocerle también sus méritos, que son mayores que sus defectos: Su calidad como músico es indiscutible. Los temas casi siempre son precisos, ya que él se preocupa de cada detalle, y logra plasmar en acordes lo que tiene en mente. Me prometieron un VHS de las sesiones del Dynamo, donde se aprecia su visión al momento de hacer música: cada acorde, cada redoble y cada quiebre del tema lo tiene claro.
Creo que bandas como Lucybell o Solar nunca habrían aparecido de no ser por el concepto desarrollado por Cerati. Por todo esto, no me podía perder ese concierto. Me daba lo mismo haber ido solo desde Conce, ya que no conocía a nadie que fuera a verlo.
A las 7 abrieron las puertas del teatro y por suerte logré quedar bastante bien ubicado para tener entrada a tribuna general. Además, a los pocos minutos me encontré con gente conocida lo que ayudó a acortar la espera. Poco pasadas las 9, aparece detrás del telón B&N la sombra de Cerati, al igual que en la carátula de su disco. Junto con el primer acorde y el estallido de la gente, cae el telón y empieza la presentación con 6 temas del nuevo disco. Mucha gente, por lo que leí después, se quejó del volumen demasiado alto, cosa que noté un par de veces, pero como estaba en tribuna no me afectó tanto.
La presentación en sí, sólida, dejando en claro el dominio de las masas que tiene (se notan los años de circo) y la idolatría que genera en Chile. Tocó como si estuviera en su sala de ensayo, riéndose, bromeando con sus músicos y conversando con el público. Aceptó una rosa que estuvo ofreciédole una chica durante todo el recital (2 hrs con el brazo arriba merecen recompensa). Al final fueron 2 horas 20 donde pasó por todas sus etapas: Soda pre y post Dynamo, Colores Santos, y al menos 1 tema de cada uno de sus discos como solista. 24 temas que disfruté al máximo.
Al final, no quedó más que decirle: Gracias por venir.